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La crianza respetuosa es una filosofía que tiene como objetivo principal construir una relación sólida entre padres e hijos, basada en el respeto mutuo y el amor incondicional. Esta técnica de crianza busca crear un ambiente de confianza para que los niños puedan desarrollar su independencia de manera segura y sin temor a las consecuencias. A pesar de esto, en la vida cotidiana, es común que los padres y los hijos tengan situaciones difíciles que requieren de una aplicación de estas técnicas especiales y que aquí vamos a explicar.
¿Qué es la crianza respetuosa?
La crianza respetuosa, a grandes rasgos, se trata de ser sensibles y atentos a las necesidades de los niños, respetando su ritmo de desarrollo, sus intereses y su personalidad. Además, consiste en establecer límites claros y coherentes, y en enseñar a los niños a ser responsables de sus acciones y a tomar decisiones adecuadas.
Existen diversas técnicas que se utilizan en esta filosofía de crianza, pero en su mayoría giran en torno a las siguientes premisas:
– Reconocer las emociones de los niños, validarlas y enseñarles a regularlas.
– Comunicación empática y abierta, fomentando la escucha activa y el diálogo respetuoso.
– Respetar el ritmo de aprendizaje y desarrollo del niño, sin forzarlo a cumplir expectativas que no son propias.
– Establecer límites claros, coherentes y adaptados a la etapa de desarrollo de cada niño.
– Fomentar su autonomía y confianza, incentivando su toma de decisiones y la enseñanza de la responsabilidad.
Cómo aplicar técnicas de crianza respetuosa en situaciones difíciles
En este artículo, trataremos de profundizar en algunas de las situaciones más comunes en las que padres e hijos pueden sentirse desafiados a aplicar la crianza respetuosa, explicando cómo es posible aplicar técnicas específicas para solucionar estos conflictos.
Situación 1: El niño no quiere hacer tareas escolares
El momento de hacer deberes puede ser un momento incómodo y conflictivo para muchos padres y niños. En estos casos, es importante tener en cuenta que forzar al niño o imponer castigos no son técnicas adecuadas para aplicar. Al contrario, es posible involucrar al niño en el proceso y fomentar su responsabilidad.
Para eso, es importante establecer una rutina, que incluya un tiempo específico para realizar los deberes, que el niño/as deben de entender que es un compromiso que debe cumplirse y crear un espacio adecuado para ello, con buena iluminación y sin distracciones. También es importante, permitir que los niños decidan el orden de las tareas escolares que prefieran hacer primero, tal vez empezando por las más fáciles para ir a las más difíciles y es allí donde pueden intervenir los padres ofreciendo su apoyo y ayuda sin imponerse.
Para estimularlos en esta tarea, es posible hacer juegos y actividades lúdicas relacionadas con los temas escolares, para que el aprendizaje sea más entretenido y motivante. En caso de que el niño experimente dificultades y frustraciones al hacer los deberes, los padres pueden ser comprensivos y acompañarlos en el aprendizaje, sin juzgar, ya que esto sólo generaría ansiedad en lugar de motivación.
Situación 2: El niño se niega a colaborar en tareas domésticas
Desde muy jóvenes, los niños pueden aprender a ser responsables de algunas tareas del hogar, como recoger juguetes, ordenar su habitación, ayudar con la mesa, entre otras. Sin embargo, a veces se resisten a colaborar, generando conflictos familiares.
Para aplicar la crianza respetuosa en estas situaciones, es importante que desde la infancia se inculque el valor de la ayuda mutua en el hogar, explicando la importancia de colaborar para que todo funcione mejor, hacerlo de manera divertida puede motivar al niño a participar en estas actividades siendo responsables de algunas de estas tareas.
Los padres deben de ser capaces de respetar el ritmo y habilidades de los niños para desempeñar las tareas asignadas, sin cargarlos con responsabilidades demasiado grandes para su edad. Es importante también hacer que las tareas sean flexibles y adaptarse a la edad del niño, ejemplo, con niños pequeños se puede hacer una actividad que integre una tarea que los padres hagan para que el niño sienta que ayuda en algo, como recoger las hojas y papeles que vayan encontrando en un recorrido, mientras mamá o papá se encarga de barrer el patio.
Situación 3: El niño tiene rabietas o pataletas en público
Las rabietas en público pueden ser una fuente de estrés para muchos padres, especialmente si sienten la mirada o las críticas de terceros que no entienden la situación. Aunque se ha tratado con anterioridad, las rabietas son muy comunes entre los niños y es necesario aplicar la crianza respetuosa para manejarla de forma adecuada.
Lo más importante es mantener la calma y recordar que es normal que los niños experimenten emociones fuertes y desbordantes en ciertas situaciones que lo superan. Como padres, podemos actuar de modelos para ellos, demostrarles la paciencia, el respeto y el amor incondicional en todo momento.
Mantener la comunicación abierta para tratar de entender lo que motiva la rabieta para poder acompañarlo. Si es importante que los niños aprendan a controlar sus emociones, es vital que los padres les enseñen a regularlas, ofreciéndole las herramientas necesarias para ello, tranquilizándolos, escuchándolos y enseñándoles. Otra técnica útil es distraerlo del problema que lo llevó a la rabieta, y más adelante, se puede hablar con él sobre lo sucedido y hacer un análisis y brindar otras opciones para solucionar ese tipo de situaciones en el futuro.
Situación 4: El niño no quiere dormir solo
El miedo a dormir solo es común entre los niños, y aunque puede incomodar a los padres, no es algo que deba tomarse a la ligera. En lugar de forzar al niño a dormir solo, los padres pueden aplicar técnicas de crianza respetuosa para ayudar al niño a adquirir confianza y autonomía.
Lo primero es hablar con el niño y escuchar sus miedos y preocupaciones en relación al dormir solo. Es importante que los padres respeten su ritmo y no lo obliguen a dormir solo antes de tiempo, si se siente inseguro o angustiado, puede ser necesaria su presencia, pero paulatinamente se puede ir incentivándolo a irse a dormir solo, realizando algún ritual que lo tranquilice y que lo haga sentir seguro.
Leerle historias que aborden el tema, realizar la rutina de dormir siempre en la misma habitación y acompañarlo durante algunos minutos al dormir, solo para que sienta que está cerca en casos de necesitarlo. Esta técnica es efectiva y puede irse graduando su retiro progresivamente. Es importante no tomar decisiones drásticas si el niño no está preparado, incluso aunque esto genere incomodidad para los padres.
En conclusión, no existen fórmulas mágicas para lidiar con todas las situaciones complejas que se presentan en la crianza, pero sí existen técnicas, como las que hemos visto, que pueden ayudar a los padres a aplicar la crianza respetuosa de manera efectiva. Recordemos que se trata de guiar a nuestros hijos de manera amorosa y cuidadosa en su desarrollo, siempre respetando sus necesidades, limitaciones y ritmo de vida.
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